viernes, 17 de febrero de 2006

cintas de pasta con verdura en nata y huevo escalfado

Adaptación propia de un plato que tomé en un restaurante de Ezcaray, El Comilón (debe ser un hijo de los dueños originales del Etxaurren, para los que conozcan la zona). Se come muy bien y son muy muy atentos.
Cuando hize este plato la primera vez, no tenían casi nada publicado en su web, ahora han puesto el menú y foto de este plato, a ver si pronto cuelgan la receta, que son más de fiar que yo, y así se sacan más ideas.
Por el momento les voy a coger la foto prestada, si les molesta la retiramos y sanseacabó (a ver si les aviso).



Es necesario:

- nidos de pasta (no están mal de precio en Lidl= 0.99eu. /500gr.) pero en realidad sirven tallarines o espagueti igualmente)
- pimiento verde (de los estrechitos alargados, no los que son como los rojos)
- zanahorias
- gambas congeladas
- ajo
- huevos

Soy un poco desastre, así que nunca calculo ni cantidades ni tiempo. Quizá dos zanahorias y un pimiento verde, esa es más o menos la proporción que me gusta, pero depende los tamaños. Mi idea es que no tenga demasiada cosa, últimamente me apetece condimentos excasos.

Cortamos las zanahorias y el pimiento verde a la juliana (en tiras finas longitudinales). Las de la zanahoria las cortamos en dos y las del pimiento verde en tres, más o menos, la cosa es que sean más bien largas, pero no demasiado.

Hay que freir la verdura. Primero la zanahoria, que es más dura y tarda más. Mientras, ponemos un puñado de gambas en un recipiente con agua (preferiblemente templada o caliente) para que se vayan descongelando, porque seguro que no nos hemos acordado de hacerlo antes y este es un buen método y bastante ecológico (si eso se puede cambiar el agua, pero evitamos dejarla correr en la medida de lo posible).
Un poquillo antes de que la zanahoria empiece a dorarse, echamos el pimiento y no hemos de olvidarnos del ajo.
Echamos dos o tres dientes de ajo. Como sólo queremos que de sabor, y suave, los ponemos enteros pero aplastados para sacar el sabor. Para ello ponemos un diente en la tabla, encima el cuchillo en paralelo a la tabla para aplastar el ajo con él y golpeamos el cuchillo con la parte inferior de la mano. Así se rompe un poco el ajo, resulta más fácil de pelar y si le hemos dado un poco fuerte se espachurra lo justo.
Pues eso, ahí el ajo todo el rato y ya es momento de echar las gambas que se abran descongelado (más les vale).
Dejamos todo ahí y nos vamos tomando una copita de manzanilla, fino, vino blanco, una cervecita... algo para hacer más amena la cocina, que es un momento en el que esas cosas saben muy bien.

Cuando la zanahoria y el pimiento estén cocinados (las gambas a mi no me importa que estén un poco crudas, pero lo propio es que estén cocinadas también, eso se nota porque reducen bastante el tamaño) echamos la nata.
Dejamos que se haga un poco, pero no demasiado porque no queremos que reduzca mucho. Que quede más bien líquida, sin que espese más que lo justo para que ligue todo lo mínimo, mínimo.

¡Pon sal que casi se me olvida, como siempre! Y en cantidad, que son todo cosas dulces.

Si tienes una cocina con un tamaño decente (que suerte) puedes haber hecho ya la pasta y echado agua para que no se pegue. No soy un esperto en pasta, pero quizá es mejor agua templada, para que no se enfíe mucho.

Cuando esté todo se mezcla. Yo lo que hago es mezclarlo en el recipiente que más espacio tenga y poco a poco para evitar que si hay demasiada pasta, la echemos toda y luego nos demos cuenta de que falta salsa y queda todo muy pobre. No, no, no. Mejor que sobre pasta, que tiene que quedar todo muy jugoso bañado en nata.

El punto final y mejor de todo: el huevo escalfado.
Los hacemos uno a uno y uno por plato. Creo que cuanto más fresco sea el huevo queda mejor. Calentamos en un cazo agua con un chorro de vinagre. Cuando hierba, bajamos la temperatura lo justo para mantener el herbor. Echamos suavemente el huevo en un lateral del cazo y con la espumadera lo acorralamos contra la pared del cazo para que se expanda lo mínimo (lo dicho, al parecer los frescos se expanden menos). Cuidado que puede parecer que está hecho pero que parte de la clara esté cruda, sin embargo no ha de hacerse la yema. Es sencillo.
Cuando esté hecho, lo sacamos con la espumadera, la aclaramos un poco debajo del grifo con agua templada muy suave (si el chorro de agua tiene potencia se lleva el huevo), que escurra un poquitín en la espumadera y lo colocamos en uno de los platos. Lo tenemos que mover siempre con cuidado para que no se caiga/rompa en el proceso.

Ya está, que aproveche. La idea es que romper y mezclar el huevo con toda la pasta y que la yema lo empape todo y quede jugoso, jugoso.

Cómo me he enrollado, la próxima la abrevio y quizá corto ésta.

1 Comments:

Blogger Miss Muslitos said...

Ummm me han entrado ganas de comer!!! Esto nos lo preparaste el miércoles!!! y está riquísimo, lo recomiendo, y ante todo, no olviden la manzanilla, jerez, cerveza.. siempre anima, y te hace el ratito más ameno.. un lenguetazo siempre viene bien! ;)

4:39 a. m.  

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